Como resultado de una búsqueda constante por disminuir las emisiones de CO2, el hidrógeno verde se está posicionando como una alternativa prometedora que podría revolucionar la forma en que obtenemos y utilizamos la energía. ¿Por qué? En este artículo le explicaremos la razón, así como las posibles consecuencias de esta tendencia.
De acuerdo a la Agencia Internacional de la Energía (AEI), la demanda de hidrógeno presentó un aumento considerable a partir del 2021, alcanzando los 94 millones de toneladas (Mt). Esto equivale aproximadamente al 2,5% del consumo mundial de energía.
No obstante, hay diferentes métodos para conseguir este combustible. Los especialistas han propuesto seis diferentes categorías para diferenciar el hidrógeno, de acuerdo al método de obtención:
A diferencia del hidrógeno gris, azul, morado o negro, que generan importantes emisiones de dióxido de carbono, el hidrógeno verde es una fuente de energía limpia y libre de emisiones.
El hidrógeno verde se obtiene a través de un proceso denominado electrólisis. En él, se descomponen las moléculas de agua (H2O) en oxígeno (O2) e hidrógeno (H2). Esto, gracias a la energía obtenida de fuentes renovables.
Este proceso es costoso, en comparación con los combustibles fósiles, lo que limita su adopción a gran escala en la actualidad. Sin embargo, el presidente de la Asociación Española de Hidrógeno Javier Brey, recientemente sugirió un proceso en el que se aprovecha la energía que excede la demanda de las energías renovables, para ser empleada en la producción de hidrógeno verde.
¿De qué manera? Derivando la energía solar o eólica, a los parques de electrolizadores, donde se produciría y almacenaría el hidrógeno.
El último reporte publicado por la AEI, describe un panorama positivo para la generación de hidrógeno verde, a partir de la energía solar. Esto debido a la reducción del 80% que se ha visto en el coste de los módulos solares entre 2010 y 2020. Además, se prevé que se convierta en la mayor fuente de generación de electricidad mundial, a principios de 2025. Incluso, sugieren que la electrólisis basada en la energía solar fotovoltaica, podría convertirse en la forma más barata de producir hidrógeno a finales de la década.
Ahora bien, últimamente se ha hablado de que la ventaja más importante de este combustible es su versatilidad.
Puede utilizarse como combustible en vehículos de transporte, proporcionando una alternativa a los combustibles fósiles y reduciendo la contaminación atmosférica. Además, puede almacenarse y utilizarse para generar electricidad en momentos de alta demanda o cuando las fuentes renovables no están disponibles, lo que ayuda a estabilizar la red eléctrica y garantizar un suministro constante de energía.
Otro sector que se beneficiaría del hidrógeno verde es la industria. Se puede utilizar como materia prima en la producción de productos químicos, como el amoníaco o el metanol, lo que reduciría la dependencia de los combustibles fósiles en la fabricación.
Asimismo, el hidrógeno verde puede ser utilizado en procesos industriales de alta temperatura, reemplazando a los combustibles convencionales y reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero.
A pesar de los desafíos, los avances en tecnología y la creciente conciencia sobre la necesidad de reducir las emisiones de carbono están impulsando el interés y la inversión en el hidrógeno verde.
Gobiernos, empresas y organizaciones de todo el mundo están promoviendo la investigación y el desarrollo de esta fuente de energía, con el objetivo de acelerar su adopción y reducir los costos de producción.
En conclusión, el hidrógeno verde se está posicionando como el combustible del futuro debido a su capacidad para reducir las emisiones de carbono y su versatilidad en distintos sectores.
Si bien aún hay desafíos por superar, el hidrógeno verde representa una oportunidad emocionante y prometedora para un futuro más sostenible y limpio.