La imposición de aranceles por parte de Estados Unidos a productos mexicanos ha generado preocupación en diversos sectores de la economía nacional, particularmente, en las industrias eléctrica y energética debido a su alta dependencia de insumos y tecnologías importadas.
Aunque México ha logrado evitar algunos aranceles recíprocos gracias al Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), la aplicación de tarifas del 25% en ciertos productos y materiales representa un desafío para la competitividad y operación de las empresas mexicanas.
Los aranceles son impuestos que se aplican a los bienes importados. Su objetivo principal es encarecer los productos extranjeros para proteger la producción nacional y fomentar la industria local. Según datos del Banco de México, tan solo en 2024, más del 80% de las exportaciones mexicanas fueron hacia Estados Unidos.
Desde abril de 2025, entraron en vigor aranceles de hasta 25% establecidos por el gobierno estadounidense a las importaciones provenientes de México. Esto impacta productos industriales y energéticos principalmente de las líneas de automóviles, autopartes, acero y aluminio. Esta medida arancelaria afecta a México en tres frentes clave:
Sectores industriales como la siderurgia y la manufactura de México, son de los más interconectados con la economía estadounidense. Según la Cámara Nacional de la Industria del Hierro y del Acero (CANACERO), el 75% de las exportaciones de acero mexicano -valoradas en aproximadamente 2,100 millones de dólares-, están en riesgo debido a estas nuevas imposiciones.
Así mismo, la manufactura automotriz, la producción de componentes electrónicos y la importación de maquinaria, se ven impactados haciendo que, por un lado, algunas empresas busquen proveedores alternativos en otras regiones o incluso, consideren la relocalización de sus operaciones, aunque esto implica costos significativos y tiempo. Por otro lado, puede desalentar la inversión extranjera directa (IED) en México, ya que las empresas perciben un mayor riesgo y menor rentabilidad para sus operaciones con destino a Estados Unidos.
Aunque el sector eléctrico no se menciona directamente en las discusiones sobre aranceles, su dependencia a equipos, tecnología y componentes importados -muchos de ellos provenientes de Estados Unidos-, lo hacen vulnerable afectando proyectos de modernización y expansión de infraestructura eléctrica en México.
El desarrollo y la modernización de la infraestructura eléctrica en México dependen en gran medida de la importación de turbinas, generadores, transformadores, sistemas de control, componentes para paneles solares o baterías de respaldo y equipos de software especializado. Si estos productos son gravados con aranceles, el impacto es directo en el aumento de costos para proyectos de energías renovables o eficiencia energética.
Lo anterior, afecta directamente tanto a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) como a los inversionistas privados, pues de alguna manera, se verían obligados a aumentar las tarifas eléctricas, trasladando parte de sus costos (de proyectos de infraestructura eléctrica) a los consumidores finales.
Algunas estrategias que pueden adoptar las empresas del sector eléctrico en México, para atenuar el impacto de los aranceles impuestos por Estados Unidos, deberían enfocarse en:
Conscientes de la presión que los aranceles pueden ejercer sobre los costos operativos y la competitividad, Industronic ofrece soluciones integrales diseñadas para optimizar el uso de la energía, reducir el consumo y, en última instancia, mitigar el impacto económico de estas medidas arancelarias:
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